jueves, 2 de febrero de 2012

¡Cuánta hipocresía!

Llevo días sin escribir nada, pero es que no me sale otra cosa que exabruptos...  ¡Cuánta hipocresía! ¡Cuánta imbecilidad!... Ya no me puedo contener...

Mario Monti, el primer ministro italiano, el hombre al que pusieron los poderes financieros al frente del gobierno cuando perdieron la confianza en Berlusconi, se nos ha destapado con una frase para enmarcar: "Los jóvenes tienen que acostumbrarse a la idea de que no tendrán un puesto fijo de trabajo para toda la vida. Por otra parte, digamos la verdad, qué monotonía tener un puesto fijo para toda la vida. Es más bonito cambiar y tener desafíos".

Pura desfachatez. Hace años que los jóvenes se han acostumbrado a la idea de que no tendrán un puesto de trabajo fijo. Hasta se han acostumbrado a la idea de que, si trabajan, tampoco tendrán un salario digno,  ni siquiera una mínimas condiciones laborales.

Señor Monti, si tanto le aburren los puestos fijos para toda la vida, ¿por qué aceptó ser nombrado senador vitalício en su momento? ¿Por qué no se va usted, y todos los de su calaña, a tomar el viento y dejan que tomen las riendas jóvenes dispuestos a asumir desafíos? Seguro que no faltarán.

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