Un servidor intenta recuperar una certa normalitat tal dia com avui -la de tasques a resoldre encara!- i es troba amb unes notícies que són per indignar-se, però en el sentit oposat al viscut durant les darreres setmanes. El que s'ha vist avui a l'entorn del Parlament, amb actes de violència contra els diputats i diputades, és injustificable, igual que el que acabo de llegir a Público sobre la increpació a Cayo Lara, d'IU, durant una concentració de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Aquests fets desqualifiquen les raons legítimes del moviment dels "indignats". Un moviment que té molt més seny del que podrien fer pensar els quatre energúmens que han protagonitzat els fets als quals he fet referència, i que no ha trigat a desautoritzar aquesta mena de comportaments. En qualsevol cas, alguns haurien de pensar si hi ha coherència entre el que es diu i el que es fa; si el que es fa ajuda o perjudica a la causa; i si debó tenen clar allà on volen arribar.
Si no t'agraden els polítics que hi ha, votats per milers de persones, senzillament vota candidats alternatius, o millor presenta't tu. Que sí, que la nostra democràcia és limitada, però no hi ha altre sistema millor hores d'ara.
Si penses que els polítics són els únics responsables de la situació que vivim, fes-t'ho mirar. Ni tots són iguals, ni tots són titelles a mans dels poders financers. Planteja't també si és coherent els que dius que defenses i la teva praxis quotidiana (quines marques consumeixes? T'agraden els gadgets?...).
I així podríem continuar estirant els elements per a la reflexió i el debat ad infinitum... De tal manera que reproduiré el paràgraf final del comunicat emés per una determinada força política -SÍ, HE DIT FORÇA POLÍTICA!- i que cadascú extregui les seves pròpies conclussions:
"El rebuig a les retallades significa expressar alternatives i teixir aliances però no impedir el debat parlamentari. Hem participat de les mobilitzacions al carrer, ens hem oposat a les retallades des del Parlament i estem presentant alternatives. Aquesta és la nostra resposta".
Estic completament d'acord amb tu, Salva. Encara més. Si no hagués hagut violència també estaria en contra del que han fet els "indignats" perquè van decidir en assemblea aturar el funcionament del Parlament català, és a dir, van decidir cometre un delicte, callar la veu dels representants dels milions de ciutadans que van votar. Això només ho havia fet Franco.
ResponderEliminarHola Salva,
ResponderEliminarCrec que un sistema millor es podria aconseguir modificant alguns aspectes que reivindica el moviment 15M com una nova llei electoral o separació efectiva de poders. A més de votar candidats alternatius o presentar-me personalment, els vots en blanc haurien de tenir representació.
Els polítics que, desprès d'aprovar-se la llei sinde (paradigma del poder financer sobre els polítics), encara militen a PP, PSOE i CIU si que són titelles. Si que van traspassar una linea vermella.
Estic d'acord que la violencia és injustificable .
Lo que pretendían los "indignados" no era impedir el funcionamiento del Parlament. Para que una ley se pueda aprobar debe haber quórum suficiente en la sala. Es decir, si una mayoría de parlamentarios no asistiera, no se puede realizar la votación. Ante un recorte tan brutal como el presentado por CiU, los "indignados" pretendían invitar a los políticos -elegidos por el pueblo, y, por lo tanto a su servicio- que protestaran no acudiendo a la votación. Todo el mundo sabía que CiU tendría mayoría, pero eso no es motivo como para callar. De ahí la presencia de la manifestación frente al Parlament, para presionar a los políticos como rechazo a una propuesta de recorte que, por supuesto, no se encontraba en el programa electoral de CiU.
ResponderEliminarOtra cosa es que hayan radicales que aprovechen la ocasión -y quién sabe si secretas espoleando- perjudicando a una amplísima mayoría que se manifestaba pacíficamente.
El problema de los "indignados" es que, aunque se defenestre a ese movimiento, aunque se les critique, se les persiga, se les desacredite, ese movimiento no parará. La frustración es tal que no hay marcha atrás.
Lo que sí puede pasar es que si toda esa frustración no encuentra un vehículo adecuado al final acabe radicalizándose de verdad, y dividido en dos sectores: los violentos de izquierda y la ultraderecha.
Los que estáis en política activa y con responsabilidades deberías comenzar a asumir que la obligación de todo político es ponerse delante de la sociedad civil asumiendo sus peticiones en su programa electoral y en sus actuaciones políticas, y no enfrentarse a un sector de la población que tiene motivos más que sobrados para quejarse, para reclamar, para, en definitiva, indignarse. El tono empleado por la mayoría regañando a los manifestantes, criminalizando a un movimiento que tiene todo el sentido del mundo en existir sólo abre la brecha aún más entre una población desengañada con su clase política y los que deberían ser sus legítimos representantes.
Gracias por vuestros comentarios.
ResponderEliminarCreo, Pedro, que una cosa es presionar y otra coaccionar con violencia. El movimiento 15-M lo tiene claro, no así cuatro exaltados que sólo hacen el caldo gordo a aquellos que desean reprimir la "indignación".
Por otra parte, que cada palo aguante su vela. No hay que esforzarse mucho para ver qué políticos están en un lado o en otro, qué plantean unos programas electorales y otros.
O establecemos alianzas amplias susceptibles de generar alternativas viables o no iremos a ninguna parte. Dices que la población se siente desengañada con su clase política y que los electos no tienen legitimidad. A mí me pasa lo contrario, me siento desengañado con la población... Lo digo con un deje de ironía, pero es lo que hay: en las elecciones al Parlament de noviembre, más del 50% de los votantes depositaron en la urna una papeleta de un partido de derechas. Luego, los diputados escogidos son los legítimos representantes de un sector muy amplio de la sociedad, y actúan en consecuencia.
En algún momento habrá que dejar de dar consejos a los políticos, y quizá haya que empezar a darlos al vecino, a la compañera del trabajo, a la frutera y al ferretero.
Yo no digo que no tengan legitimidad, pero sí que hay un sector de la población que no ha votado y no se siente representado por los políticos, y ese sector, tradicionalmente apático o sumergido en alternativas extraparlamentarias radicales, está aflorando. Por otro lado, la abstención -la altísima abstención en según que elecciones- tradcionalmente ha preocupado poco o nada a los partidos, tan sólo el día de las elecciones con el típico discurso de "qué preocupante es que haya tanta gente que se abstenga, algo habrá que hacer", discurso vacío puesto que no se hace nada, como cambiar la legislación electoral (listas abiertas, modificar las circumscripciones electorales para garantizar mejor la representatividad, facilitar el uso del referéndum, por decir unos ejemplos). Es decir, a los partidos, o a su mayoría, ya les va bien el statu quo, ese "pa que vamos a tocar ná si ya nos va bien así". Y ya dicen que siembra vientos que cosecharás tempestades...
ResponderEliminarPor otro lado yo también critico las actitudes violentas, que nada tienen que ver con el 15M, pero critico aún más el oportunismo de muchos de lanzarse con inaudita alegría a tratar de criminalizar el movimiento de los indignados por culpa de un puñado de impresentables. Más obsceno es que se recorten gastos sociales a lo bestia cuando más los necesitamos mientras los responsables de la crisis se reparten beneficios astronómicos, porque esos beneficios no surgen sino de la misma sociedad civil que padece la crisis y paga las facturas. Estamos llegando al punto de que más que una democracia parece que viviéramos en la dictadura del mercado, donde ningún partido -o al menos la mayoría- se siente incapaz de legislar contra los obscenos beneficios de las grandes corporaciones y grandes fortunas. Al menos esa es la sensación que corretea entre los ciudadanos.
Suscribo lo que dices. Creo que mi entrada del día 16 va en la misma dirección.
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